A Paul siempre le fascinó la pregunta de qué era lo que hacía una vida virtuosa y llena de sentido aún cuando fuéramos seres mortales en esta tierra. Partió estudiando literatura, pero terminó en una beca de Neurocirugía en Stanford, que lo hacía reencontrarse con la pregunta y vislumbrar la respuesta como médico de pacientes gravemente enfermos. Pero la balanza se dio vuelta, se sentó él en la silla de la sala de espera, hasta que escribió este libro, su última gran obra. "Encontrarme con mi propia mortalidad, en algún sentido, lo cambió todo y no cambió nada." Este libro es una maravilla de testamento, escrito con suma belleza, delicadeza y realidad.
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